Así titula Oraitz García en el reportaje que ha publicado este fin de semana en El Diario Vasco. Hay que agradecer la Oraitz sus palabras hacia nuestro trabajo, sinceramente muchas gracias. Aquí os reproducimos su artículo
Un clásico. El Gran Sol de Hondarribia nos ofrece una amplia variedad de pinchos y platos
Oraitz García
El Diario Vasco
Sábado, 3 de octubre de 2015
Dos son las religiones en Hondarribia: el remo y la gastronomía. Especial mención merecen los pinchos y, sobre todo, los pinchos del Gran Sol, referencia de la cocina en miniatura de muestro país, ganador dos años del Campeonato de Euskal Herria celebrado en la misma localidad, otros dos del campeonato de Gipuzkoa y con puestos de honor en estos campeonatos como en el Campeonato de España que se celebra en Valladolid. Pero el mayor premio lo reciben con la masiva afluencia de lugareños y visitantes que disfrutan y mucho con sus delicias en miniatura.
Al frente la familia Muñoz-Esnal. Fueron Bixente Muñoz y María Antonia Esnal los que pusieron el bar en marcha en esa calle tan especial y que tanto encanto tiene, San Pedro Kalea. Ahí estuvieron durante casi 50 años tras la barra, hasta que llegó el momento de dar el relevo y le pidieron a su hijo Bixente que se hiciera cargo del bar.
U así fue. En el año 2001 cogió las riendas del Gran Sol Bixente Muñoz, hijo. Pero para sacar el bar adelante cuenta con la ayuda y trabajo de sus hermanos Mikel y Nekane y también de su mujer, Erika Medina. Eso sin olvidarnos del equipo de trabajo que convierte en manjares todos los productos que llegan a sus manos y nos tratan excepcionalmente, Micaela Po, jefa de cocina del bar, sin olvidarnos de los jefes de camareros del bar y restaurante, David y Nerea Arias.
En el bar nos ofrecen una cocina del pincho de altísimo nivel. Unos pinchos que se basan en el recuerdo de la cocina de la ama, amona e izabas de Bixente, en sabores y productos de antaño, pero a los que Bixente dota de un nuevo prisma, añadiendo los matices y técnicas que ha ido aprendiendo en su trayectoria en el mundo de la cocina. Intentan ofrecer cosas diferentes pero todas ellas elaboradas con mucho cariño. Eso que no falte.
Por un lado, tenemos los pinchos de barra, esa barra llena de color, sabor y olores especiales donde encontraremos los más tradicionales como el milhojas de berenjena, el vol au vent relleno de crema de champiñones o los bocadillitos. Por otro lado, tenemos los pinchos hechos al momento y que salen directamente de la cocina, entre los que hay que destacar el Jaizkibel, el primer pincho moderno que elaboraron y que consiste en un champiñón relleno de mousse de queso con jamón ibérico y ali i oli; la tosta de bacalao ahumado con foie, pimientos del piquillo y salsa de los mundos; el huevo mollete al oro con migas del pastor al chipirón y jugo de ave, y el chipirón relleno de foie.
Pero el Gran Sol también cuenta con un restaurante donde nos ofrecen una cocina casera pero más vestida, con toques especiales, diferentes, que nos harán sentirnos como en la cocina de casa pero disfrutando con técnicas y productos al alcance de muy pocos hogares.
Entre los platos de la carta del restaurante cabe mencionar las vainas salteadas con chipirones fritos y porrusalda cremosa; la tarta de cebolla horneada con langostinos tigre y jugo cremoso de queso, y su tortilla de patata y bacalao deconstruida.
En lo que a pescados se refiere, nos ofrecen platos con el taco de bacalao confitado a baja temperatura con cama de patatas panadera, piperada y salsa morrón; y la merluza a la plancha con espinacas florentina y crema de verduras. Mientras que en el apartado carnívoro podremos elegir la carrillera de cerdo glaseada con su jugo o el entrecot con patatas y pimientos del piquillo, entre otros.
Todo este homenaje a la buena cocina la podremos terminar con suculentos postres caseros como la pantxineta, la tarta de queso con galleta y mermelada de fresa y la torrija actualizada.
Sea para disfrutar de sus pinchos o sea para sentarse en el restaurante, o sea para comer un pincho y luego sentarse en el restaurante, no perdáis la ocasión de visitar el Gran Sol, un bar que seguirá iluminando durante muchos años el cielo de la buena gastronomía. ¡On egin!